Quien la deuda perdona, su importe dona.
No quiero cuentas con pico.
Mejor duerme el que debe que aquel a quien le deben.
Más bien duerme el deudor que su acreedor.
El acreedor es más memorioso que el deudor.
Ahora tengo 33 años y parece que he llegado a un plano de fitness. Cambiar las partes que se tambalean ya no es tan fácil como antes.