Entrada aleatoria

El control generalizado del Estado sobre el arte y la cultura no ha dejado espacio para la libertad de expresión en el país. Durante más de 60 años se ha reprimido a todo aquel que tuviera una opinión discrepante. El arte chino es un mero producto: evita cualquier compromiso significativo. No hay un contexto más amplio. Su único propósito es encantar a los espectadores con su ambigüedad.