La mucha miel, empalaga.
Por mucho dulzor, no es mejor.
Nadie lamiendo engorda.
Lamiendo no engorda ningún perro.
Por la peana se adora -o se besa- al santo.
Por la madre se besa al infante.
Darse cuenta de nuestra sociedad tal y como es, sin que la teología nos diga dogmáticamente cómo debemos reaccionar ante ella, y ser humanos con esa sociedad, es lo único de lo que estamos seguros.