Quien mucho te alaba, te la clava.
La mucha miel, empalaga.
Por mucho dulzor, no es mejor.
Nadie lamiendo engorda.
Lamiendo no engorda ningún perro.
Por la peana se adora -o se besa- al santo.
La vida es sólo un largo y amargo suicidio y sólo la fe puede transformar este suicidio en un sacrificio.