Muchos besan manos que quisieran ver cortadas.
La mucha miel, empalaga.
Por mucho dulzor, no es mejor.
Nadie lamiendo engorda.
Lamiendo no engorda ningún perro.
Por la peana se adora -o se besa- al santo.
El cuerpo es como un coche: cuanto más viejo te haces, más cuidado tienes que darle, y no dejas un Ferrari al sol.